Conocer el flujo de caja de inversión de una empresa te puede ayudar a evaluar su salud financiera, y saber si las inversiones que se están haciendo son las correctas. De forma resumida, podemos decir que es uno de esos términos financieros que ayudan a los directivos y dueños de empresas a tomar mejores decisiones.
En este artículo te explicamos qué es el flujo de caja de inversión, cómo se diferencia del flujo de caja, y qué factores se deben tomar en cuenta al momento de calcularlo. Después de leer entenderás por qué es un indicador tan importante, y sabrás cómo utilizarlo.
¿Qué es el flujo de caja de inversión?
El flujo de caja de inversión es una medida de análisis que sirve para conocer cuánto efectivo se ha destinado en una empresa para cubrir actividades como la compra de activos físicos, o para invertir en valores; y cuánto se ha generado por la venta de activos de capital y valores.
Es uno de esos términos financieros básicos que se utilizan para determinar cuál es la salud financiera de una empresa, y mejorar la toma de decisiones.
Regularmente, el flujo de caja de inversión se presenta en un documento conocido como estado de flujo de efectivo, junto a otros datos de análisis importantes como los flujos de caja operativo y de financiamiento.
En términos sencillos, podemos decir que las empresas lo utilizan para saber cómo se están utilizando sus recursos financieros, y qué relación tiene cada una de las operaciones realizadas con su estrategia de crecimiento y expansión.
Cuando el flujo de caja de inversión es positivo, se puede decir que la empresa está generando efectivo, y tiene capacidad de financiar su crecimiento. En caso contrario, cuando el flujo de caja de inversión es negativo, es muy probable que las inversiones que está realizando la empresa no sean rentables.
De igual manera, un flujo de caja de inversión negativo puede indicar que la empresa está invirtiendo a largo plazo, en activos o valores que no generan efectivo en lo inmediato, pero que lo pueden hacer en el futuro.
Diferencias entre flujo de caja y flujo de caja de inversión
Aunque están relacionados, y ambos sirven para analizar la salud financiera de una empresa en un momento en particular, existen algunas diferencias clave entre estos conceptos.
Para empezar, podemos decir que el flujo de caja es un término financiero que abarca, de forma general, el flujo de efectivo que tiene la empresa durante un periodo de tiempo. Es decir, ofrece una mirada más amplia, en la que se incluyen todas las operaciones comerciales de la empresa, y el flujo de efectivo vinculado a las actividades de inversión.
Esto significa que el flujo de caja de inversión es una medida que, si bien forma parte del flujo de caja, se centra más en los detalles, particularmente en las actividades de inversión que comenzamos antes.
Además, el flujo de caja de inversión se puede estudiar de forma separada, sobre todo, porque abarca periodos de tiempo más largos. Con él se puede conocer la cantidad de efectivo que se ha invertido en proyectos de inversión de largo plazo, por lo que el marco temporal es más amplio y puede abarcar varios años.
Conocer estas diferencias es sumamente importante, ya que suelen haber confusiones en torno a la utilidad que tiene cada uno.
Importancia del flujo de caja de inversión
Analizar el flujo de caja de inversión ayuda a conocer cómo una empresa utiliza e invierte el efectivo en el largo plazo. Además, es un indicador que permite evaluar si las inversiones están generando el rendimiento esperado, o si existe algún tipo de problema con los recursos financieros vinculados a ellas.
Otro punto importante respecto al flujo de caja de inversión, es que gracias a él, los inversores pueden tener una visión transparente de las operaciones que realiza la empresa, y conocer su capacidad de generar rendimientos.
¿Cómo calcular el flujo de caja de inversión?
Para calcular el flujo de caja de inversión no hace falta ninguna fórmula, solo se toman en cuenta los gastos y los ingresos vinculados a la venta o adquisición de activos o valores.
En estos gastos, como ya mencionamos antes, se incluye la inversión en propiedades y equipos, y cualquier otro gasto que se genere de manera adicional en ese tipo de operaciones. Lo mismo sucede con los ingresos, que representan el dinero que recibe la empresa por la venta de alguno de los activos fijos disponibles, y la liquidación de inventarios.
Si los ingresos son mayores a los gastos, se dice que el flujo de caja de inversión es positivo. En caso contrario, si los gastos son más altos, el flujo de caja de inversión es negativo.
¿Cómo mejorar el flujo de caja de inversión?
Para mejorar el flujo de caja de inversión es necesario tomar algunas medidas y regular las actividades de inversión que realiza una empresa. Es decir, se deben controlar los flujos de efectivo vinculados a las inversiones, y tomar decisiones que ayuden a reducir el gasto y aumentar los ingresos.
Lo más importante es enfocarse en hacer inversiones rentables, analizando muy bien las oportunidades que se tienen para generar rendimientos, y evitando cualquier inversión que no ofrezca ningún tipo de seguridad en el corto o largo plazo. Aunque parezca que se trata de algo obvio, para tener un mejor flujo de caja de inversión es necesario invertir en proyectos que sean rentables.
De igual manera, es importante que la empresa haga esfuerzos por diversificar sus fuentes de ingresos y aprovechar nuevas oportunidades de mercado. Esto se puede hacer invirtiendo mercados que le permitan adquirir nuevos segmentos de clientes, y desarrollando nuevas líneas de productos o servicios, entre otras cosas.
Después de analizar muy bien los datos que se obtienen del flujo de caja de inversión, las empresas pueden decidir qué estrategia se ajusta más a sus particularidades, y optimizar los procesos que consideren necesarios.