Finanzas Personales
5 min de lectura

Luz Roja, Luz Verde: Los dos riesgos clave en inversiones personales

Publicado el
24/5/2022
Autor
Alfonso Montero

Para ganar el juego infantil “Luz Roja, Luz Verde” los participantes deben atravesar un patio, jardín o calle lo mas rápido posible, con una condición: un jugador, que llamaremos el “semáforo” indica a los demás cuándo pueden moverse y cuándo no. Cuando el semáforo está en “luz roja” los participantes deben quedarse inmóviles, de lo contrario son descalificados. Una versión (bastante macabra) de este juego aparece en el superhit de Netflix “El Juego del Calamar.”

Hay dos formas de perder el juego: una es, como ya se dijo, que el “semáforo” te pesque moviéndote en un periodo de luz roja. La forma de evitar perder de esta forma es moverse lentamente durante los periodos de “luz verde.” Pero eso trae otro riesgo: si uno es demasiado lento, tiene menos posibilidades de llegar a la meta en el tiempo requerido. Los jugadores exitosos son los que encuentran un balance entre moverse rápido durante los periodos de “luz verde”, pero no tan rápido que los descalifiquen cuando el semáforo cambia de pronto a “luz roja.”

Correr preocupado vs perder tranquilo

Las inversiones personales se parecen a este juego. Empiezas el recorrido con un monto X, que necesitas que se convierta en Y en un plazo Z para cumplir un objetivo de vida: ahorro para el retiro, la educación de los hijos, tal vez la inicial de un depa. La “velocidad” con la que se aprecia tu inversión depende del riesgo del portafolio escogido. Para horizontes de inversión largos, como el retiro, históricamente un portafolio de acciones globales ha sido más conveniente que dejar el dinero en “cash.” Invertir en acciones es como moverse rápido durante los periodos de “luz verde.” Pero la velocidad no viene gratis. En los periodos de turbulencia, las acciones tienen mayor potencial de caída que activos como el cash. Y, como en los periodos de “luz roja”, aquí resulta clave mantenerse “quieto”: es decir, no asustarse y liquidar el portafolio. Y claro, es más difícil mantenerse “quieto” con un portafolio de acciones que ha perdido valor durante un periodo turbulento que con cash.

En el otro extremo, un portafolio de cash te da tranquilidad en todo momento. Pero el cash te lleva a la otra forma de perder el juego: no llegar a la meta. Por ejemplo, imagina que para tu depa necesitas ahorrar 10, y sabes que dejar el dinero en cash solo te llevará, máximo, a 6. Aquí siempre mantienes la tranquilidad, pero pierdes igual.

La búsqueda del balance

Lo ideal, entonces, es buscar un balance entre el riesgo de las inversiones y la ambición de objetivos trazados. Y a diferencia del juego infantil, en la vida tienes otras opciones que puedes modificar para alcanzar tus objetivos. Puedes poner más dinero al inicio del recorrido, reducir algunos gastos y aportar más durante el camino, o tal vez alargar un poco el plazo de tu inversión. Pero lo más importante es que te tomes el tiempo para definir tus objetivos y traces un plan realista para conseguirlos. Porque las inversiones personales no son un juego, sino una de las decisiones que más impacto tendrán en tu nivel de vida y el de tu familia.

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